El diablo anda suelto

por Francisco Rocha

Recuerdo que cuando vino a tocar el "sataniquísimo" Marilyn Manson a México, mi mamá me comentó que una de sus amigas estaba angustiada porque su hijito de quince años quería ir a verlo.

-Le han dicho que ese grupo es satánico -me comentó mi jefa- ¿es cierto?

-Es un chango farol -le contesté minimizando el asunto-, que está espantando a las buenas conciencias.

Después platicamos de otras cosas y hasta ahora no le he preguntado qué pasó con el hijo de su amiga.

Recordé esto porque el otro día, mientras compraba unos videos allá en Pericoapa, en la televisión del puesto se proyectaba un concierto de Dimmu Borgir, un grupo noruego de black metal (es decir satánico), que tocaba con las caras pintadas de blanco y negro; en eso pasó un chavito esquifrezoide que al ver el video dijo: "Órale, ¿es Marilyn Manson?" Los tres que comprábamos así como el vendedor lo volteamos a ver con cara de "no mames". Era como confundir a Molotov con Luis Miguel o a las Chivas con el América. Los recursos que Marilyn Manson utiliza ya se usaban hace casi veinte años:

Los grupos que mencioné fueron parteaguas y grandes aportadores en la música metálica, y muchos grupos han utilizado estos recursos desde hace más de veinte años: se pintan, tocan rápido y con mucha distorsión, escriben temas violentos, diabólicos o sexosos. ¿Así que por qué me quejo de que Manson haga lo mismo? Porque la gente cree que descubrió el agua tibia. No está mal que a alguien le guste la música de M.M., el problema es cuando la gente bonita cuelga milagros donde no corresponden. Las influencias en Manson son obvias y no las niega. Lástima que la mayor parte de su mensaje se pierda gracias a que su nivel comercial de audiencia provoque que esquifrezoides ignorantes lo erijan como "un verdadero rebelde sin causa" (seguramente jamás oyeron hablar de James Dean). Algunas de sus letras son críticas y alcanzan cierta profundidad, pero las más son farolas y se percibe el afán de escandalizar a las Damas de la Vela Perpetua, y eso las hace risibles. Esta crítica no es para los que les gusta M.M. por su música o por el concepto total del grupo, sino para aquellos que ven al bastión de la rebeldía y la insumisión en un tipo que usa medias y maquillaje: a ustedes les recomiendo que se den una vuelta por la Roma de noche, seguramente encontraran algún ídolo sustituto.

La música del diablo

El black metal es uno de los géneros más pesados y rápidos, algunas veces es saturado: gruñidos o graznidos, acompañados de liras tan distorsionadas que apenas y se distinguen las notas, bajos galopantes y baterías taquicárdicas; otras veces es melodioso: dos o más voces, seguidas de guitarras casi medievales, teclados góticos, un bajo barroco aquí, violines clásicos por allá, aunque eso sí, el bombo de la batería sonando a todo lo que da. Podría ser muy difícil clasificar a los grupos blackmetaleros, si no fuera por su común denominador: todos son, se sienten, o quieren ser satánicos.

Los orígenes

Algunos opinan que Black Sabbath (1970) fue el primer grupo rockero que le cantó al chamuco, sin embargo no eran satánicos, es más, Ozzy Osbourne, vocalista inaugural de ese grupo, llegó a comentar que le daba miedo ver que algunos de sus fans llegaban a los conciertos vestidos con túnicas y velas negras. El mismo Ozzy, después como solista, escandalizaba a la gente porque "en sus conciertos -dicen- arrancaba la cabeza de palomas vivas con los dientes" y dicen también que llegó a hacer lo mismo con murciélagos.

El verdadero progenitor del metal negro es el grupo inglés, Venom, cuyo primer álbum Welcome to Hell (Neat Records), lanzado en 1982, llegó a parecerles demasiado incluso a los más metaleros de corazón -en ese mismo año Iron Maiden lanzó su estigmatizado disco The Number of the Beast, que junto al disco de Venom parecía una canción de cuna-; el segundo disco, Black Metal (Neat Records), es ya un clásico indispensable, en él termina de cuajar lo que sería la base del metal diabólico (incluso es el que le da nombre).

Dos años después surgió en Suecia el primero de los muchos grupos satánicos que nacerían de ese país: Bathory. Su primer disco del mismo nombre fue grabado en 1984 en un estudio casero y con un equipo patético por lo que la calidad deja mucho que desear, fue un bastión de todos los fanáticos satanistas. Bathory era considerado por las revistas especializadas como "la satánica banda sueca". Su segundo disco The Return... (El regreso) es uno de los ejemplares más crudos y según Quorthon, líder de la banda, "la madre de toda maldad de toda esa mierda satánica..." y es que él grabó ese disco cuando tenía quince años y la única razón por la que sus letras eran diabólicas era porque le parecía original y divertido. Pero más divertidas le parecían las cartas que miles de fans le enviaban preguntándole si era cierto que comía bebés, que si bebía sangre de ángel o que si vivía en un cueva de murciélagos satánicos al norte de Suecia.

Bathory todavía lanzó otro disco más de black metal puro, Under the Sign of the Black Mark (1987, una verdadera joya para los amantes de la música extremosa), antes de empezar a experimentar y dar a luz una nueva corriente metalera: el metal vikingo. También en 1984 surgió la banda suiza, Hellhammer, que después cambiaría su nombre a Celtic Frost. Esta banda le dió al metal negro una cadencia más lenta y espesa en la música y convirtió las voces en gritos agónicos que ponen los pelos de punta. El mejor disco de ellos es Morbid Tales, aunque por desgracia este grupo fue absorbido por el gran caudal de la comercialización y sus últimos discos fueron condenados al olvido.

A partir de entonces, la música subterránea es un hervidero de bandas satánicas y surgen grupos gringos, franceses, alemanes, ¡mexicanos!, etc.

Como todas las corrientes, también ésta sufrió su etapa decadente y todos estos grupos no hacían más que repetir, insulsamente, las fórmulas descubiertas por sus predecesores. Durante varios años salían cientos de discos que parecían fotocopias entre sí. A cual más de repetitivo y aburrido. Por suerte, son estos estancamientos los que propician la evolución y así, la corriente subterránea se renovó. Otra vez fue en los países nórdicos donde se ha venido desarrollando mejor este tipo de música, ya que la mayoría de los metaleros europeos y gringos, ya sea porque tienen la lana o el tiempo, estudian música: clásica, contemporánea, composición. No es necesario ser un erudito para hacer buena música, pero sí es indispensable conocer las reglas que se desean romper, nadie inventa lo que se conoce. Esta nueva ola de metaleros se preocupó por crear en sus discos una atmósfera musical ad hoc y armonías melódicas que no perdían agresividad.

Todo aquello que se autodefine se limita, por lo que al ser satanistas declarados, las letras de los grupos no varían mucho unas de otras, pero la música hace que valga la pena hacer algunas recomendaciones altamente agradables al oído: La banda Old Man's Child muestra en su disco The Pagan Prosperity lo es el perfeccionismo obsesivo. Todos los instrumentos van perfectamente cuadrados aunque toquen a velocidad vertiginosa, las guitarras limpias y cortantes aún en su distorsión maximizada son una carga completa de adrenalina, el bajo es impecable y el baterista es muy bueno, con una ventaja adicional: a pesar de ser virtuosos, no caen en el conocido defecto de la música virtuosa pero sin entraña. Además dicen las malas lenguas que Old Man's Child ya está por grabar un nuevo disco, nada menos que con Gene Hoglan, baterista fundador de Dark Angel, uno de los bataqueros más solicitados del metal, incluso ha tocado con Death, la mejor banda estadunidense de death metal.

 




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